Novena a la Inmaculada, días de renovación vocacional
María, bajo todos sus títulos y advocaciones, se presenta como modelo para la vida cristiana. Su "hágase" nos enseña a aceptar con humildad la voluntad de Dios.
Con lecturas bíblicas significativas y reflexiones enriquecedoras de diversos sacerdotes, a quienes agradecemos su participación, los seminaristas profundizaron en la llamada a ser, como María, instrumentos fieles de Dios.
La Novena a la Inmaculada Concepción, vivida en el Seminario Mayor, fue un tiempo de gracia que fortaleció la devoción mariana y reafirmó la vocación de los seminaristas, quienes en María, encontraron una guía segura para caminar hacia el sacerdocio, aprendiendo de ella a confiar plenamente en Dios ya ser servidores humildes y fieles en la misión que se les encomienda.
Así, esta tradición no solo honra a la Madre de Dios, sino que dejó una profunda huella espiritual en la vida de quienes se preparan para ser pastores, recordándoles que, al igual que María, están llamados a ser instrumentos de la salvación en el mundo.
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