Celebramos la Admisión a las Sagradas Órdenes

“La Iglesia vive de la misión y para la misión. Que este paso nos inspire a responder con un sí confiado a la llamada que Dios nos hace, donde quiera que estemos.”

El pasado 8 de diciembre, nuestra diócesis vivió un momento de profunda gracia al celebrar la Admisión a las Sagradas Órdenes de los seminaristas Eliezer Verastegui y Jonner Díazgranados, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.

La Eucaristía, presidida por nuestro Obispo , estuvo marcada por un mensaje poderoso que resonó en cada uno de los asistentes. Tomando las lecturas propias de la fiesta, el Obispo reflexionó sobre el pasaje del Génesis, donde Dios preguntó: “¿Dónde estás?” , y la respuesta de María en el Evangelio: “Hágase en mí según tu palabra” . Estas palabras fueron el centro de su homilía, llamándonos a reconocer nuestra propia posición ante el llamado de Dios ya respondiendo con la confianza y entrega de la Virgen.

El Obispo destacó que los seminaristas que han sido admitidos a las Sagradas Órdenes llegan a nuestra comunidad como misioneros , trayendo el mensaje y el testimonio de fe que un día otros llevaron hasta ellos. Este movimiento, explicó, es el corazón de la misión de la Iglesia: evangelizar, compartir el Evangelio y dar testimonio del amor de Dios .

Sus palabras, nos recordaron que la vocación sacerdotal no es solo una llamada personal, sino un don para toda la comunidad. Eliezer y Jonner, al dar este paso, renuevan la misión de la Iglesia, llevando esperanza, consuelo y la luz de Cristo a quienes lo necesitan.

La Solemnidad de la Inmaculada Concepción, en cuyo marco se celebró esta ceremonia, es un recordatorio del "sí" de María, quien acogió con valentía el plan de Dios para su vida. Así, el Obispo invitó a todos los presentes a seguir este ejemplo de fe, respondiendo con generosidad y disponibilidad a los desafíos que Dios nos presenta.

La ceremonia concluyó con un llamado a la oración por Eliezer y Jonner, para que el Espíritu Santo guía su camino, y por nuestra comunidad, para que siga siendo tierra fértil para las vocaciones.

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