Hermanas del Amor de Dios: 145 años de Fundación

Las Hermanas del Amor de Dios celebran hoy los 145 años de su Fundación.
El 27 de abril de 1864 es el día del nacimiento de la Congregación de las Hermanas del Amor de Dios, fundadas por el P. Jerónimo Mariano Usera.

Es el día del nacimiento de la Congregación de las Her­manas del Amor de Dios. El obispo Bernardo se trasladó a Toro acompañado del secretario y del capellán. Le espera­ban Jerónimo -ahora deán de La Habana-, su amigo D. Francisco Acevedo, mercedario exclaustrado y arcediano de Santander, D. Cayetano Pérez, párroco de la Colegiata, D. Francisco Sánchez, «alcalde constitucional de Toro», y otras personas...

Juntos, pasaron al monasterio de las Mercedarias. Resumimos el acta oficial: enterado el Obispo del proyecto de Jerónimo, y de la decisión de las hermanas de seguirlo con espíritu de abnegación tan firme como «para dejar su patria y familia», «bajo la protección y amparo de la Santísi­ma Virgen María Madre de Dios en su advocación de Con­cepción Inmaculada», convocó al grupo «a la reja del coro bajo, por dentro de la clausura, en la que se hallaban». Les dirigió unas palabras, mandó leer los Estatutos y, aceptados por ellas, bendijo el hábito de las hermanas «y mandó se lo vistieran ayudadas de las religiosas de

la comunidad». Otras breves palabras y entonó el Te Deum que continuaron las hermanas y la comunidad, «procesionalmente por la clau­sura, volviendo al coro bajo, donde se terminó con las pre­ces y oraciones de acción de gracias».



Con el «sí» de María y el cántico de gratitud al Padre, nacía en la Iglesia la Congregación de las Hermanas del Amor de Dios. En casa prestada, aunque rodeadas de ter­nura, par

a que todo tuviese sabor a la sencillez de Belén... En la vega de Toro, la primavera rasgaba de luz las ramas de los guindales...


En procesión, presidida por el Obispo, las hermanas se dirigieron «entre dos filas de acompañantes», al hogar que Jerónimo les había preparado, su casa. Con «breves y senti­das palabras... se dio fin al acto».

Toro vio por vez primera en sus calles a «sus Hermanas de hábito azul».


(cf. M. Gómez Ríos, Jerónimo Mariano Usera. La belleza de hacer el bien, 86-87).




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