Un Verano de Esperanza: Campamento de Infancia y Juventud en Porto do Son

"La participación conjunta de seminaristas como monitores y de los sacerdotes como guías espirituales en el campamento diocesano de Ourense fue una muestra elocuente de su dedicación al servicio de los demás y su compromiso con la formación integral de los jóvenes."


En el escenario encantador de Porto do Son, un grupo variado de más de 50 niños y jóvenes se reunió para vivir una experiencia enriquecedora y transformadora en el campamento organizado por el Secretariado de Infancia y Juventud de la Diócesis de Ourense. La playa, actividades recreativas, educativas y sobre todo momentos de profunda oración dirigidos por sacerdotes acompañantes, crearon un ambiente propicio para el crecimiento espiritual y personal de todos los participantes.

Uno de los pilares fundamentales de este campamento fue la presencia activa y comprometida de seminaristas y sacerdotes, quienes desempeñaron roles esenciales como monitores y acompañantes. Durante cinco días intensos, estos líderes religiosos trabajaron en equipo para ofrecer a los participantes una experiencia integral que combinaba diversión, aprendizaje y conexión con la fe.

Los seminaristas, con su entusiasmo juvenil y su profundo compromiso con la fe, su energía contagiosa en las actividades recreativas y formativas inspiraron a los participantes a vivir cada momento con alegría y propósito. Además, su disponibilidad para escuchar y acompañar a los jóvenes en sus inquietudes y alegrías, fortaleció los lazos de amistad y confianza en la comunidad.

Por otro lado, los sacerdotes acompañantes jugaron un papel crucial al guiar las actividades de oración y reflexión, proporcionando orientación espiritual y facilitando encuentros profundos con la fe. Sus palabras sabias, su presencia serena y su liderazgo espiritual crearon un ambiente propicio para que los participantes se sumergieran en la oración y la contemplación, fortaleciendo así su relación con Dios y su crecimiento espiritual.

La colaboración armoniosa entre seminaristas y sacerdotes demostró la belleza de la vocación dentro de la Iglesia, destacando la importancia de trabajar juntos en unidad para el bien común y la edificación de la comunidad. La combinación de la vitalidad juvenil de los seminaristas y la sabiduría pastoral de los sacerdotes resultó en un equipo inspirador que supo llegar al corazón de los participantes y llevarlos a una experiencia significativa de encuentro con la fe.

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