SEMINARIO A LA PARROQUIA, experiencia de comunión y oración por las vocaciones.

"Juntos lo hacemos latir", expresa nuestra convicción de que el Seminario no puede caminar solo. Su misión se construye con el apoyo de toda la comunidad diocesana, unida en la fe y en el compromiso por hacer realidad el plan de Dios.

El seminario es el corazón vivo de nuestra diócesis de Ourense, y como tal, su misión se extiende más allá de sus muros, buscando acercarse a las comunidades parroquiales que forman parte de esta gran familia de fe. En este espíritu, las visitas del seminario a diferentes parroquias se han convertido en una experiencia llena de vida y significado, donde se comparte la alegría de la llamada, se celebra la fe y se fortalece el sentido de comunión.

Estas visitas tienen un propósito claro: recordar a los fieles la importancia del seminario como el corazón de la diócesis y animar a toda la comunidad a colaborar con su oración y generosidad para que esta institución vital siga formando a los futuros sacerdotes. Además, son una oportunidad única para integrarnos con niños, jóvenes y otros fieles de las parroquias, creando espacios para compartir reflexiones, inquietudes y la esperanza que brota de la vocación.

Uno de los momentos más especiales de cada visita es la celebración de la Santa Misa, presidida por Don José Manuel Salgado, Delegado Episcopal para el Seminario. En la Eucaristía, la comunidad se une en oración para pedir por las vocaciones sacerdotales y agradecer el don del seminario, que, con dedicación y entrega, sigue siendo un faro de formación y fe.

Hasta el momento, hemos tenido el privilegio de estar presentes las comunidades parroquiales de Verín, Xinzo de Limia, Carballiño y San Pío X, llevando nuestro mensaje y compartiendo la misión que Dios nos ha confiado. Pero nuestro recorrido no termina aquí: continuaremos visitando otras comunidades parroquiales, llevando con nosotros el mensaje de que juntos lo hacemos latir.

Agradecemos profundamente la generosa acogida de los párrocos y las comunidades que nos han recibido hasta ahora. Sus oraciones, apoyo y entusiasmo son una fuente de aliento para seguir adelante con esta misión. Que sigamos juntos latiendo al ritmo del amor de Dios y construyendo una Iglesia viva y unida.

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