JMJ 2011
Los seminaristas de Ourense aún tenemos grabado en nuestro corazón uno de los mayores eventos mundiales: la Jornada Mundial de la Juventud.
Cada vez que recodamos esos grandes momentos nos invaden sentimientos de emoción, fraternidad, unidad,… y muchos otros que no se pueden describir únicamente con palabras.
Desde el martes 16 de agosto que salimos de Ourense hasta el domingo 21 de agosto estuvimos hospedados en el Seminario Conciliar de Madrid. La atención y la disponibilidad que se ofreció a los huéspedes temporales de casi todos los lugares del mundo (hasta seminaristas de Irak) fue inmejorable.
El martes pudimos asistir a la recepción del Santo Padre. La cantidad de gente presente desde Cibeles calle arriba era espectacular; intentamos acercarnos todo lo que nos fuera posible, pero era prácticamente imposible avanzar cinco pasos seguidos.
Durante el transcurso de esos maravillosos días pudimos asistir a multitud de eventos organizados para esta ocasión. Gozamos de festivales de música (Hermana Glenda, Padre Jony, “Juglares de Clerecía”,…), exposiciones, conferencias, …
Al lado de estos actos festivos y culturales no faltó el testimonio cristiano de tantos jóvenes celebrando su fe al compás que marcaba el sucesor de S. Pedro, el Papa Benedicto XVI.
Todo estuvo muy bien organizado, era realmente el reflejo de una Iglesia joven, identificada con Cristo y su mensaje, pero también necesitada de conversión. El parque del retiro se habilitó con multitud de confesionarios para todo aquel que deseara recibir el sacramento de la penitencia.
Por supuesto, no podemos olvidar el Vía Crucis con sus impresionantes imágenes y el recogimiento interior de los peregrinos al compás las preciosas meditaciones.
El sábado tuvimos la dicha de participar en la Eucaristía celebrada en la catedral de la Almudena para los seminaristas de todo el mundo que fue unos de los momentos más entrañables de la JMJ. Era ver a tantos jóvenes y no tan jóvenes juntos, que están ahí como tú en el mismo camino ofreciendo todo para ÉL, es ……. como decirlo …….. ¡no llegan las palabras!.
Y, como no, la Vigilia de Cuatro Vientos. Ciertamente no acompañó el tiempo, pero daba igual, estábamos ahí. Benedicto XVI con gran fortaleza también se quedó, y todos para estar con el Señor, orando y velando. Ni la marea humana, ni la tempestad pudo aplacar el silencio ensordecedor y el recogimiento personal ante el Santísimo… verdaderamente esto de la JMJ es cosa de DIOS.
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