Vigilia de Oración: Día del Seminario

Esta tarde se celebró una Vigilia de oración por las vocaciones en la Parroquia Ntra. Sra. de Fátima. Estuvo organizada por la Delegación de Vocaciones y presidida por el Sr. Obispo.

Desde el primer momento tuvimos a Jesús Sacramentado expuesto sobre el altar. A él, los nuevos diáconos, le dieron las gracias por el don de la vocación. Intervenciones que estuvieron precedidas por la proclamación de la Palabra de Dios, y seguidas por una oración colecta.

Miguel en su testimonio destacó las tres etapas que con frecuencia se dan en un discernimiento y entrega vocacional: el primer amor, las primeras dificultades y el momento de reafirmar ante el Señor el “Sí” primero. Nos recordó la importancia de “dejarse hacer por Dios”; y nos invitó a responder a Dios siempre como María: “hágase en mí según tu Palabra”.











Néstor agradeció a Dios con una oración humilde y sentida el don de la gracia que fortalece a los débiles. Y le dijo al Señor: “te ofrezco mi vida entera”; “te doy el amor que tengo por ti”. Y le pidió a Jesús: “que sigas llamando a muchos jóvenes y les des la fuerza para responderte”. “Tú nos llevas en tus brazos y tu gracia nos basta”.



Jonatán agradeció a Dios el don de la vocación y las personas que la providencia puso en su camino vocacional.


El Señor Obispo durante la homilía nos invitó a vivir la vida tal como inició Jesús su ministerio público: “llamando a otros para que estuvieran con él”. Luego Jesús sentiría como aquellos que le querían, a la hora de la verdad, tuvieron que tomar una decisión definitiva en sus vidas. A Pedro, el Señor resucitado le preguntó por tres veces: “¿me amas?”.

El Señor, nos recordó el Obispo, nos llama, nos invita. Ante Él nuestra vida está llamada a cambiar, por eso el verdadero testimonio se define en la intimidad con el Señor. Una vocación surge y madura en la intimidad con Jesucristo.


La urgencia actual, destacó el Obispo, es pedir que los jóvenes entren en la intimidad de Jesucristo. La vida es vocación. La vida es intimidad con el Señor. Por eso necesitamos padres, religiosos, religiosas y sacerdotes volcados con el Señor y entregados a los demás.

En el Santuario de la Virgen, pidámosle al Señor y a Ella que nos ayuden a vivir en intimidad con Dios.

A la Vigilia asistimos también los seminaristas del Seminario Menor y del Seminario Mayor.

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