Cárcel de Amor

¡Qué dicha, bendita locura, gran Amor de Dios!
que quiso en su eterna ternura,
encerrarse en una Cárcel de Amor,
estar presente entre nosotros para siempre
y siempre
en la Cárcel de Amor que es el Sagrario.

Abandonado, alejado, tantas veces olvidado,
sin preocupación de nadie por Él,
como preso encarcelado,
preferido un tal Barrabás a un Jesús entregado,
en una Cárcel de Amor que es el Sagrario.

¡Oh gran amor de Dios! ¡Bendita Cárcel de Amor!
Estuve enfermo y no me visitasteis,
en la cárcel y no fuisteis a verme…
Respirad amor, respirad entrega,
respirad sacrificio.
Respirad y visitad
esa Cárcel de Amor que es el Sagrario.
Por David Justo Rodríguez

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